La asociación solo fue significativa con el tipo de nutriente encontrado en las más altas cantidades en los aceites de cártamo y de girasol
Cuando las madres tenían unos niveles bajos de un tipo específico de vitamina E según medidas tomadas de inmediato tras el parto, sus hijos eran más propensos a desarrollar respiración sibilante y a haber sido tratados con medicamentos para el asma en los dos primeros años de vida, encontró el estudio.
"Las fuentes más importantes de vitamina E son los aceites", como el aceite de girasol, de cártamo, de maíz, de soya y de canola, apuntó en un comunicado de prensa de la Academia Americana de Alergias, Asma e Inmunología (American Academy of Allergy, Asthma & Immunology, AAAAI) el autor líder del estudio, el Dr. Cosby Stone.
Stone dijo que las investigaciones anteriores de su equipo con ratones habían sugerido el vínculo entre la vitamina E y el asma. Stone trabaja en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville.
"Planteamos la hipótesis de que los niveles maternos de vitamina A, que reflejan los niveles que el feto encuentra durante el embarazo", afectarían la forma en que los niños respiran, comentó.
El estudio siguió la salud de más de 650 niños y sus madres durante los dos primeros años de vida de los niños. Los investigadores también preguntaron a las madres específicamente si sus hijos tenían problemas para respirar o utilizaban medicamentos para el asma.
Los investigadores encontraron que los niños que tenían respiración sibilante o necesitaban medicamentos para el asma eran más propensos a tener madres que tuvieron niveles más bajos de vitamina E justo después del nacimiento.
Específicamente, tenían unos niveles más bajos de una sustancia encontrada en la vitamina E, llamada alfa-tocoferol. Los aceites de girasol y de cártamo proveen los niveles más altos de esa sustancia, apuntó Stone.
Pero el estudio solo encontró una asociación entre los niveles de vitamina E y los síntomas de asma. No mostró una relación causal.
Los hallazgos se presentaron el sábado en la reunión anual de la AAAAI, en Atlanta, y se publicaron simultáneamente en un suplemento de la revista The Journal of Allergy and Clinical Immunology.
Fuente: www.nlm.nih.gov
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