jueves, 23 de marzo de 2017

Con frecuencia, un accidente grave es una llamada de atención para los conductores adolescentes

Van menos rápido y conducen de forma menos agresiva tras un accidente, encuentra la monitorización


Independientemente de la frecuencia con que se pida a los adolescentes que conduzcan de forma segura, algunos quizá no hagan caso a esa advertencia hasta que sufran un accidente, sugiere una nueva investigación.

El estudio incluyó a 254 adolescentes de 16 y 17 años de edad que participaron en un estudio sobre la conducción. Sus coches se equiparon con cámaras y un dispositivo para medir la aceleración, y los investigadores analizaron sus hábitos de conducción.

Encontraron que entre los adolescentes involucrados en un accidente grave (que se definió con un evento que "se pudiera reportar a la policía" y que provocara un daño mayor, la apertura del airbag, una lesión o un vuelco) hubo un cambio inmediato en los hábitos de conducción.

La aceleración rápida, una señal de una conducción riesgosa, se redujo en un 34 por ciento, mostraron los hallazgos.

Tras unos dos meses, los casos de aceleración rápida tendían a volver a aumentar, pero se mantuvieron en niveles por debajo a los anteriores al accidente, según el estudio, que aparece en una edición reciente de la revista Psychological Science.

Los hallazgos sugieren que sufrir un accidente grave podría hacer que los adolecentes conduzcan de forma más segura, dijeron los autores del estudio en un comunicado de prensa de la revista.

"Los accidentes no son algo bueno, y todo conductor debe hacer todo lo posible por evitar tener uno. Pero nuestra investigación descubrió un aspecto positivo de lo que por lo demás es un evento negativo", dijo el investigador líder, Fearghal O'Brien, profesor en la Universidad Nacional de Irlanda, que llevó a cabo el estudio cuando era becario postdoctoral en los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU.

"Nuestros datos mostraron que los eventos de aceleración elevada, que incluyen doblar y parar con rapidez y otras maniobras agresivas, eran más altos entre los que luego tuvieron un accidente, en comparación con los que no. Pero esas tasas se redujeron durante al menos dos meses tras un accidente, lo que indica una conducta de conducción más segura", reportó O'Brien.

La mejora comenzó en un plazo de unos días, anotó. "Los hallazgos sugieren que los conductores jóvenes aprenden de la retroalimentación de un accidente", añadió.

Se necesita más investigación para averiguar cuánto duran los cambios y para desarrollar "formas más seguras de lograr que [los adolescentes] corrijan sus conductas riesgosas de conducción", planteó.

Fuente: www.nlm.nih.gov

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