lunes, 16 de febrero de 2015

Algunos bebés prematuros minúsculos presentan una peor salud mental en la adultez



Un estudio apunta a unos riesgos más altos entre los expuestos a esteroides en el útero


Las personas que nacieron de forma muy prematura podrían tener un riesgo más alto de lo normal de trastornos de ansiedad y algunos otros problemas de salud mental, incluso en la treintena, sugiere un estudio reciente.

Esos riesgos, encontraron los investigadores, parecieron particularmente elevados entre los que habían sido expuestos a un esteroide prenatal.

Los corticosteroides se administran comúnmente a las mujeres embarazadas en peligro de parto prematuro, para ayudar a acelerar el desarrollo pulmonar del bebé y reducir el riesgo de complicaciones que pueden amenazar la vida.

No está claro el motivo de que los fármacos se vincularan con unas mayores probabilidades de problemas de salud mental en la adultez, apuntaron los autores del estudio. Solo se halló una asociación entre ambas cosas, no un vínculo causal. Los investigadores enfatizaron que esto no debe disuadir a las madres embarazadas de aceptar esteroides prenatales.

"No quiero que ese sea el mensaje para nadie", dijo el Dr. Ryan Van Lieshout, profesor asistente de psiquiatría y neurociencias conductuales de la Universidad de McMaster en Hamilton, Ontario, Canadá.

En lugar de ello, dijo, los padres y los médicos deben estar conscientes del aumento en los riesgos de salud mental, y estar atentos a cualquier problema en los niños con bajo peso al nacer a medida que crecen.

Los hallazgos, que aparecen en la edición en línea del 9 de febrero de la revista Pediatrics, ofrecen información sobre cómo les va a los prematuros muy pequeños a medida que pasan a la adultez.

Es bien sabido que esos bebés tienen unos riesgos más altos de problemas posteriores, como autismo, problemas con la atención y dificultades con las habilidades sociales, dijo Brandon Korman, jefe de neuropsicología del Hospital Pediátrico de Miami.

Pero no está claro si algún estudio anterior sopesó el uso prenatal de esteroides, o con qué frecuencia, dijo Korman, que no participó en la nueva investigación. Y advirtió que es demasiado pronto para sacar conclusiones.

"Aunque este estudio sugiere una conexión entre los esteroides prenatales y los problemas psiquiátricos posteriores, esto se ve confundido por la comparación con unos 'controles' [de peso normal al nacer] en lugar de comparar a los individuos prematuros con y sin exposición prenatal a esteroides", comentó.

Para el estudio, el equipo de Van Lieshout entrevistó a 84 adultos nacidos entre 1977 y 1982 con un peso "extremadamente bajo", de menos de 2 libras (0.9 kilos) en promedio. Los compararon con 90 adultos de la misma edad que nacieron con un peso normal.

El estudio encontró que, en general, el grupo de prematuros tenía más del doble de probabilidades de sufrir de un trastorno de ansiedad, de depresión o de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

El aumento en los riesgos fue particularmente alto entre los adultos que habían sido expuestos a esteroides prenatales. Sus probabilidades de fobia social, por ejemplo, eran seis veces más altas, frente al grupo de peso normal al nacer, mientras que su riesgo de TDAH era unas diez veces más alto.

Pero Van Lieshout enfatizó que esos riesgos relativos suenan más preocupantes de lo que en realidad son.

Por ejemplo, de los 84 adultos en el grupo prematuro, apenas ocho tenían TDAH. Cantidades similares sufrían de fobia social, ansiedad general o depresión mayor.

"Los riesgos relativos son bastante altos", dijo Van Lieshout. "Pero sin duda no está garantizado que esos problemas ocurran".

Dijo que el hecho es que muchos adultos que nacieron de forma muy prematura viven vidas felices y sanas.

Además, la atención prenatal y del recién nacido ha experimentado grandes avances después de que nacieran las personas en este estudio. De forma que es "completamente posible" que las perspectivas a largo plazo de los prematuros nacidos en los últimos años sean distintas, aseguró Van Lieshout.

En cuanto al motivo de que los adultos en este estudio se enfrentaran a unos mayores riesgos de salud mental, Van Lieshout dijo que podría haber varias explicaciones. Una es que los prematuros minúsculos con frecuencia se someten a procedimientos mentales, y esos "factores estresantes a principios de la vida" podrían tener efectos duraderos sobre el desarrollo en algunos casos, comentó.

Además, como grupo, los prematuros tienen más problemas de salud y un riesgo más alto de CI bajo que sus pares, lo que podría afectar a su salud mental, planteó.

Pero los prematuros parecen tener un riesgo más bajo de al menos un problema de salud mental: el abuso del alcohol y de las drogas. En este estudio, el grupo de prematuros era menos propenso a tener problemas con el abuso de sustancias, aunque este "efecto protector" no se observó entre los expuestos a los esteroides prenatales.

¿Qué podría explicar estos hallazgos sobre los esteroides? Van Lieshout se mostró de acuerdo en que hay incertidumbre. Esos medicamentos cruzan la placenta, dijo, y podrían potencialmente afectar al cerebro fetal, pero este estudio no pudo probarlo.

"Sin duda otros estudios deben replicar los hallazgos", dijo Van Lieshout.

"Sabemos que es muy importante que las madres reciban esteroides antes del parto si están en peligro de nacimiento prematuro", añadió. "No quiero que nadie evite los esteroides por esto".

Fuente: www.nlm.nih.gov

Relacionan las bebidas energéticas con la inatención y la hiperactividad en los estudiantes de escuela intermedia



Los niños no deberían tomar bebidas azucaradas y con cafeína, concluyen los investigadores


Las bebidas energéticas se vinculan con la hiperactividad y la inatención en los estudiantes de la escuela intermedia, según revela un estudio reciente.

Los investigadores de la Universidad de Yale observaron a más de 1,600 estudiantes de escuelas intermedias de un distrito escolar de Connecticut. La edad promedio era de aproximadamente 12 años.

Los chicos eran más propensos a consumir bebidas energéticas que las chicas. Los investigadores también hallaron que entre los chicos, los estudiantes negros e hispanos eran más propensos a tomar las bebidas que los blancos.

Los niños que consumían bebidas energéticas tenían un 66 por ciento más de riesgo de presentar síntomas de hiperactividad e inatención, según el estudio, que aparece en la edición actual de la revista Academic Pediatrics.

Las bebidas energéticas tienen niveles altos de azúcar y también a menudo contienen cafeína, indicaron los investigadores. Para realizar el estudio, los investigadores tomaron en consideración la cantidad y el tipo de otras bebidas azucaradas que consumían los estudiantes.

"A medida que aumentaba la cantidad total de bebidas azucaradas, también aumentaba el riesgo de presentar síntomas de hiperactividad e inatención entre los estudiantes de escuela intermedia. Algo importante es que parece que las bebidas energéticas están motivando esta asociación", dijo en un comunicado de prensa de la Universidad de Yale la líder del estudio, Jeannette Ickovics, profesora en la Facultad de Salud Pública.

"Nuestros resultados respaldan las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) de que los padres deberían limitar el consumo de bebidas azucaradas y los niños no deberían consumir bebidas energéticas", añadió.

Los estudiantes de este estudio bebían un promedio de dos bebidas azucaradas al día. La cantidad de bebidas azucaradas que se tomaban al día variaba de ninguna a hasta siete o más. Algunas bebidas azucaradas y algunas bebidas energéticas contienen hasta 40 gramos de azúcar cada una. En función de la edad que tengan, los niños deberían tomar solamente entre 21 y 33 gramos de azúcar al día, según los investigadores.

Además de causar problemas como la hiperactividad y la inatención, las bebidas azucaradas aumentan el riesgo de obesidad de los niños, indicó Ickovics. Aproximadamente dos tercios de los adultos estadounidenses tienen sobrepeso o son obesos, según las últimas estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Fuente: www.nlm.nih.gov

El estrés podría dificultar más la recuperación de un ataque cardiaco de las mujeres jóvenes



Un estudio halló que las mujeres eran propensas a presentar unos niveles mayores de estrés que los hombres


Cuando las personas jóvenes sufren ataques cardiacos, el estrés podría hacer que la recuperación sea peor. Este problema podría ser particularmente preocupante para las mujeres, según un estudio reciente.

Aunque el estrés afecta tanto a hombres como a mujeres, los investigadores hallaron que las mujeres tenían niveles más altos de estrés que los hombres. Esos niveles más altos de estrés podrían haber influido en que su recuperación fuera peor durante el mes posterior a haber sufrido un ataque cardiaco. Las mujeres tenían más dolor de pecho, una peor calidad de vida y una peor salud general que los hombres, hallaron los investigadores.

"Las personas han ser conscientes del impacto negativo del estrés mental sobre la salud, y, en este caso en particular, podría afectar a la recuperación de un ataque cardiaco", dijo la autora principal, Xiao Xu, profesora asistente de obstetricia, ginecología y ciencias reproductivas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale.

"Además, las mujeres jóvenes sufren de más estrés que los hombres jóvenes. Esto podría hacer que las mujeres tuvieran un riesgo mayor de que la recuperación sea deficiente", señaló.

Las mujeres tienden a sufrir un estrés mayor que los hombres por muchas razones, comentó Xu. "Por ejemplo, normalmente tienen menos recursos económicos y a menudo se enfrentan a unas mayores exigencias con respecto al cuidado de la familia", dijo.

Aunque este estudio halló un vínculo entre unos niveles altos de estrés y unos resultados peores poco después de un ataque cardiaco, no fue diseñado para probar si el estrés fue la causa directa de los peores resultados o no.

El informe aparece en la edición en línea del 9 de febrero de la revista Circulation.

Para realizar el estudio, Xu y sus colaboradores recogieron los datos de aproximadamente 2,400 mujeres y aproximadamente 1,200 hombres de 18 a 55 de edad que habían sufrido un ataque cardiaco. Los participantes del estudio estaban en más de 100 hospitales de Estados Unidos, España y Australia.

Las mujeres del estudio tenían más probabilidades de tener otros problemas médicos, incluyendo la diabetes, la enfermedad pulmonar crónica, los problemas renales, la depresión y el cáncer, además de antecedentes de problemas cardiacos y de accidentes cerebrovasculares.

Para medir el nivel de estrés de los pacientes, los investigadores usaron una escala de 14 ítems que indicaba hasta qué punto las personas sentían que sus vidas estaban fuera de control y sobrecargadas durante el último mes. Las mujeres eran más propensas a reportar que sufrían de estrés por problemas familiares. Los hombres tenían más probabilidades de estar preocupados por problemas económicos, según el estudio.

Un tercio de las mujeres y el 21 por ciento de los hombres dijeron que tuvieron un conflicto familiar durante el pasado año. Además, el 22 por ciento de las mujeres reportaron haber sufrido una lesión personal importante o una enfermedad en el año anterior, frente al 17 por ciento de los hombres. Casi el 40 por ciento de las mujeres dijeron que un familiar cercano sufrió una enfermedad grave o que falleció. Para los hombres, la cifra fue del 28 por ciento, indicó el estudio.

Pero con respecto a los problemas económicos, hubo más hombres (aproximadamente el 7.5 por ciento) que mujeres (el 3.5 por ciento) que dijeron que sufrían de estrés por un fracaso de una cosecha o un negocio, halló el equipo de Xu.

Los investigadores también hallaron que un mes después de sufrir un ataque cardiaco, las mujeres tenían más probabilidades de que su recuperación fuera peor.

El estudio también halló que las personas con niveles de estrés moderados o altos tenían más probabilidades de tener una peor recuperación que las mujeres con niveles bajos de estrés mental. Pero el efecto del estrés en la recuperación no fue distinto en las mujeres y en los hombres, según los investigadores. Pero dado que las mujeres sufrían más estrés en general, el aumento del estrés podría explicar parcialmente que su recuperación fuera peor, dijeron los investigadores.

Cada año, en Estados Unidos, 35,000 mujeres menores de 65 años sufren un ataque cardiaco, según la información de respaldo del estudio. Este es uno de los pocos estudios que observa cómo afectan los factores psicológicos a la recuperación, indicaron los investigadores.

El estrés mental podría jugar un papel importante al influir en la recuperación de los pacientes después de un ataque cardiaco, dijo Xu. "Al atender a los pacientes más jóvenes de ataque cardiaco, especialmente a las mujeres jóvenes, tenemos que prestar atención a su situación vital y el estado mental además de a la salud física", añadió.

Simon Rego, director de entrenamiento en psicología del Centro Médico Montefiore y del Colegio de Medicina Albert Einstein en la ciudad de Nueva York, dijo: "espero que el mayor reconocimiento de que el estrés percibido puede tener un impacto negativo tanto internamente (al reducir el flujo sanguíneo y fomentar la formación de placas en las arterias) y externamente (al llevar a conductas que podrían afectar de manera adversa a los resultados para la salud, como, por ejemplo, al no cumplimiento del tratamiento), anime a los profesionales médicos a tener en cuenta el papel y el impacto de los factores psicológicos en los acontecimientos y en los resultados médicos".

Hay evidencias firmes de que los tratamientos psicológicos, particularmente la terapia cognitivo conductual, pueden ayudar a los pacientes a manejar el estrés, dijo.

"Esto podría no solamente mejorar el bienestar psicológico de los pacientes y potencialmente prevenir que se produzcan problemas médicos, sino también ayudar a la recuperación después de que se hayan producido", dijo Rego.

Fuente: www.nlm.nih.gov

viernes, 13 de febrero de 2015

Un panel pregunta qué define al síndrome de fatiga crónica



Un trastorno que provoca un cansancio abrumador recibirá una largamente esperada definición clínica



El síndrome de fatiga crónica está a punto de recibir una nueva definición clínica, con la esperanza de que esto ayude a los médicos a diagnosticar mejor a las personas que sufren del misterioso y complejo trastorno.

El martes, el Instituto de Medicina (IOM) publicará un largamente esperado informe que definirá los criterios diagnósticos del síndrome de fatiga crónica, y que examinará si la enfermedad amerita un nuevo nombre.

El informe podría ser un momento histórico tras años de lucha por parte de las personas con encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC), que con frecuencia tienen que batallar para convencer a sus propios médicos de que algo les sucede, dijo Suzanne Vernon, directora científica de Solve ME/CFS Initiative.

"Creo que estamos en un momento de cambio para las personas que sufren de EM/SFC, en que podremos diagnosticar a las personas, y ese diagnóstico conlleva la capacidad de que realmente fundamentemos un tratamiento mucho más efectivo para la EM/SFC", aseguró Vernon.

El síndrome de fatiga crónica se caracteriza por una fatiga prolongada y abrumadora que no mejora al dormir ni al descansar en la cama, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Las personas con SFC pueden también sufrir de dolor muscular y de las articulaciones, dolor de cabeza, dolor de garganta recurrente y unos ganglios linfáticos sensibles.

"Si usted tiene un agotamiento grave en combinación con la incapacidad de dormir y 'niebla cerebral', y no hay otra causa obvia, entonces es probable que sufra de síndrome de fatiga crónica", dijo el Dr. Jacob Teitelbaum, director de Fatigue & Fibromyalgia Practitioners Network.

Más de un millón de estadounidenses tienen síndrome de fatiga crónica, según los CDC, lo que la hace más prevalente que la esclerosis múltiple, el lupus y varias formas de cáncer. El SFC ocurre con la mayor frecuencia en las personas de 40 a 59 años, y es cuatro veces más común en las mujeres que en los hombres.

El síndrome de fatiga crónica es extremadamente difícil de diagnosticar. No hay pruebas para esta enfermedad, y otras afecciones pueden provocar síntomas similares, señalan los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU. Con frecuencia, el diagnóstico es un proceso de eliminación en que el médico de la persona descarta otras enfermedades posibles antes de sospechar un SFC.

Hasta ahora, los médicos han tenido que depender de una definición de caso del síndrome de fatiga crónica creada en 1994 que buscaba sobre todo ayudar a los investigadores a comprender mejor lo que, en esa época, aún no se había determinado de forma concluyente que fuera de verdad una enfermedad, apuntó Vernon.

"Las definiciones de caso son magníficas herramientas para los epidemiólogos, para que los cazadores de enfermedades lleguen al fondo de lo que provoca una dolencia, pero tienen que evolucionar para mantenerse al día con lo que se averigua", señaló Vernon.

Desde esa época, se ha arrojado mucha luz sobre el síndrome de fatiga crónica. En 2014, los médicos vincularon el SFC con una inflamación de las células del cerebro, y ahora algunos creen que las personas con el síndrome están fatigadas porque ha ocurrido algo malo en su respuesta inmunitaria.

"Cuando uno contrae la gripe, cuando se enferma de forma aguda, el cuerpo monta una respuesta contra lo que hace que uno enferme. Eso amerita bastante energía, y esa energía se dirige a que la respuesta inmunitaria funcione de forma directa y efectiva", dijo Vernon. "Ahora, imagine que la respuesta inflamatoria no desaparece, y que requiere constantemente la entrada de energía para mantener esa respuesta".

Algunos investigadores creen que el problema podría estar en el hipotálamo, la parte del cerebro que regula una amplia variedad de funciones distintas en el cuerpo.

"La enfermedad representa una crisis energética a nivel celular. Si se pide demasiado al cuerpo, el interruptor llamado hipotálamo entra en hibernación", plantea Teitelbaum. "Saca a las personas de circulación antes de que puedan hacerse daño".

Chris Fraker contrajo el síndrome de fatiga crónica en 2009. También tiene diabetes tipo 1, una enfermedad provocada por un sistema inmunitario defectuoso, según el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales de EE. UU.

Actualmente Fraker sigue una terapia de vitaminas y antivirales, pero dice que sigue sintiendo los efectos del SFC.

"Cuando uno tiene un bajón, es el peor tipo de fatiga que se pueda sentir. Si uno sostiene un teléfono celular, parece que haya estado usando pesas durante horas, aunque solo lo haya tenido cinco minutos", contó Fraker, que tiene 44 años y vive en Miami.

Anotó que antes del síndrome de fatiga crónica, "podía subir unas escaleras corriendo, y que me faltara un poco el aire, pero estar bien por lo demás. Ahora, cuando lo hago, siento que estoy al borde del colapso. Como si me hubiera atropellado un tren".

Aunque se necesita una definición actualizada que refleje los avances en la comprensión del síndrome de fatiga crónica, varios investigadores y médicos destacados se opusieron al principio a que el IOM ayudara a crear esa definición.

En una carta enviada a finales de 2013 a la que era entonces Secretaria de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., Kathleen Sebelius, docenas de especialistas en el SFC pidieron al gobierno federal que rescindiera el contrato bajo el cual el IOM iba a realizar su informe. Instaron al gobierno a que en lugar de ello adoptara completamente una definición publicada en 2003, conocida como los criterios del Consenso de Canadá. Anotaron que esa definición fue creada por investigadores y médicos que trabajaban de forma directa con EM/SFC.

Pero el gobierno de EE. UU. optó por permitir al IOM que siguiera con su trabajo, lo que significa que varios investigadores esperan la publicación del martes con un optimismo más bien cauto.

Vernon y Teitelbaum dijeron que esperan que el IOM elija adoptar la mayor parte de los principios de los criterios del Consenso de Canadá.

Algo del todo positivo del informe del IOM será su efecto sobre la comunidad médica, que todavía tiene dificultades para considerar al síndrome de fatiga crónica como un trastorno real, señaló Vernon.

"El IOM es un organismo muy prestigioso. Es la rama médica de la Academia Nacional de Ciencias. Cuando el IOM habla, la comunidad médica escucha", aseguró.

Con la aceptación amplia de una definición clínica estándar, los pacientes del síndrome de fatiga crónica pueden esperar ver más respaldo de parte de los médicos, y otra cosa importante: más cobertura por parte de las compañías aseguradoras, afirmó Teitelbaum.

Con frecuencia, las personas con síndrome de fatiga crónica deben convencer a sus médicos de que no sufren de depresión, ya que aunque su fatiga no les ha dejado deprimidas y siguen disfrutando de muchos intereses placenteros, simplemente no tienen la energía para realizarlos, explicó.

"No tiene ni idea de lo frustrante que puede ser tener una enfermedad verdadera y devastadora y no poder nombrarla, que la gente crea que uno está loco", comentó Teitelbaum. "Contar con una definición que de verdad defina lo que una persona tiene le ayudará a recibir la atención y el respaldo que necesita".

Fuente: www.nlm.nih.gov

Unos investigadores identifican 8 señales de muerte inminente



Los hallazgos podrían ayudar a las familias a prepararse y a dar su respaldo en las decisiones sobre el cuidado del final de la vida


Unos investigadores afirman que han identificado 8 señales físicas específicas que indican con firmeza que alguien con un cáncer avanzado está viviendo sus últimos días.

Los investigadores se centraron en las señales características que presenta un paciente al que le quedan, como mucho, solamente tres días de vida. Se espera que esta información ayude a los familiares y a los demás cuidadores a manejar mejor una muerte inminente, además de a que estén más preparados para las decisiones que se tengan que tomar durante la atención del final de la vida.

"Creo que el mensaje de fondo es que nuestro estudio identificó varias señales clásicas que los médicos, los enfermeros e incluso los familiares cuidadores pueden observar a pie de cama, lo que puede ayudarles a determinar con confianza que el paciente está en el fin de sus días", dijo el autor del estudio, el Dr. David Hui, profesor asistente en el departamento de cuidados paliativos y medicina de rehabilitación del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas, en Houston.

Hui también afirmó: "creemos que estas señales podrían aplicar tanto a los pacientes de cáncer como a los que no tienen cáncer, porque estas señales se producen como parte del proceso natural de estar muriendo".

Hui y sus colaboradores informaron de sus observaciones en la edición en línea del 9 de febrero de Cancer.

Para recopilar su lista, los investigadores monitorizaron los cambios físicos que se produjeron justo antes de la muerte de más de 350 pacientes de cáncer en etapa avanzada. Recibían tratamiento en uno de estos dos centros oncológicos: uno en Estados Unidos y otro en Brasil. Todos los pacientes estaban en la unidad de cuidados paliativos de agudos (del final de la vida).

Se tomó nota de los cambios físicos dos veces al día, según el estudio.

Durante este periodo de tiempo, más de la mitad (el 57 por ciento) de los pacientes fallecieron. Y al final, los autores se decidieron por ocho indicadores que parecían ser los que predecían la muerte inminente con la mayor exactitud.

Éstos eran: la incapacidad de cerrar los párpados; la disminución de la capacidad de reaccionar a la estimulación visual; la reducción de la capacidad de reaccionar a los sonidos y a las palabras; la caída de la musculatura facial; que las pupilas no reaccionen; la hiperextensión del cuello (esto provoca que la cabeza se incline más hacia atrás al acostarse); gruñidos de las cuerdas vocales, y una hemorragia del tracto digestivo superior.

"Es importante indicar que solamente una pequeña proporción de los pacientes podrían tener cada una de las señales antes de fallecer", dijo Hui, "aunque la mayoría presentarían al menos una de las señales en los últimos tres días de vida. La presencia de estas señales sugiere con firmeza que en los próximos tres días se producirá la muerte. Pero la ausencia de estas señales no sugiere que no se producirá la muerte".

Algunas señales parecían ser más habituales que otras; algunas se presentaban solamente en el 5 por ciento de los pacientes, mientras que otras se observaban en casi el 80 por ciento durante los últimos tres días de vida, según el estudio.

Hui también advirtió que siempre habrá excepciones a la regla, y la lista de su equipo no cubrirá todas las situaciones. Las excepciones, comentó, incluirían casos de muerte súbita o cuando los pacientes de la unidad de cuidados intensivos respiran a través de una respiración asistida.

El Dr. R. Sean Morrison es director del Instituto de Cuidados Paliativos Lilian and Benjamin Hertzberg de la Escuela de Medicina Icahn del Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York. Dijo que, aunque los médicos ya están muy familiarizados con las señales de muerte inminente, la lista podría ser útil para las familias que pasan por dificultades para adaptarse a una serie de circunstancias que les desorientan.

"En la comunidad de cuidados paliativos, esto se comprende muy bien", indicó Morrison. "Y ciertamente esto no es solamente con respecto al cáncer. Esto aplicaría a cualquier persona que esté muriendo de una enfermedad cardiaca, pulmonar o incluso de demencia, porque los síntomas que se han identificado en esta población con cáncer son casi universales para cualquiera que se acerque al final de su vida".

"Pero desde una perspectiva clínica, como médicos, no creo que esta lista vaya a ser muy útil", añadió. "Porque de lo que estamos hablando aquí es realmente de personas a las que les quedan horas de vida y que no pueden reaccionar o no se muestran interactivos o están esencialmente en coma a punto de morir. De modo que yo esperaría que, al llegar este momento, la conversación sobre los objetivos del paciente y las necesidades de la familia ya se hubiera producido mucho antes, junto con cualquier decisión sobre los análisis de sangre y los tratamientos".

Aun así, Morrison dijo que la lista podría "ser útil para la familia, y para ayudarnos a orientar a las familias. Porque una de las cosas con las que las familias se enfrentan es cuánto tiempo les queda con su ser querido. Y no siempre somos muy buenos prediciendo eso. De modo que esto podría dar a las familias una idea del tiempo que puede durar la vigilia".

Fuente: www.nlm.nih.gov

Unos horarios más reducidos para los médicos no llevan a las mejoras esperadas, según un estudio

Los residentes médicos no están menos cansados, y la atención del paciente podría ser ligeramente peor, apuntan unos investigadores



Unos turnos más reducidos para los residentes médicos no parecen conllevar ninguna gran mejora en los niveles de cansancio de los médicos ni en la atención del paciente, muestra una investigación reciente.

El estudio encontró que aunque los médicos no estaban menos cansados durante los turnos más cortos, era más probable que ocurriera una reacción adversa en el paciente durante un turno corto.

Los resultados "cuestionan la lógica de reducir la exposición de los residentes a los pacientes", dijo el líder del estudio, el Dr. Christopher Parshuram, profesor asociado de pediatría, atención crítica y gestión y evaluación de políticas de salud de la Universidad de Toronto.

El estudio aparece en la edición en línea del 9 de febrero de la revista CMAJ (Canadian Medical Association Journal).

La duración óptima de los horarios laborales de los residentes médicos ha sido tema de un debate y una discusión continuos durante años. En 2003, el Consejo de Acreditación para la Educación Médica de Posgrado (Accreditation Council for Graduate Medical Education) redujo los horarios laborales de los residentes e internos (residentes de primer año) a no más de 80 horas por semana.

En 2011, la norma del consejo se cambió, de un máximo de no más de 30 horas consecutivas para los internos a no más de 16, y a no más de 24 para los demás residentes. Además, podían tener cuatro horas para transferir la atención de los pacientes y para participar en actividades educativas.

El enfoque de los cambios se basó en la idea de que la fatiga de los médicos podría conducir a más equivocaciones.

Los hallazgos del nuevo estudio no respaldan la ventaja de unos turnos más cortos, encontraron los investigadores. Observaron horarios nocturnos con turnos de 12, 16 o 24 horas. Los investigadores evaluaron a 47 residentes en dos hospitales académicos para adultos, asignados al azar a cada uno de los turnos durante dos meses.

Los residentes asignados a los horarios más cortos no reportaron sentirse menos cansados. "Encontramos que el momento en que los médicos estaban más cansados era a las 4 de la madrugada, y que [la duración del] horario no planteó una diferencia en qué tan cansados estaban los médicos", comentó Parshuram.

Tampoco hubo diferencias significativas entre los turnos en los niveles de agotamiento laboral, halló el estudio.

Los médicos sí reportaron más quejas como náuseas, dolor de cabeza y dolor de ojos en el turno más largo.

Poco más de 800 pacientes fueron admitidos a unidades de cuidados intensivos (UCI) en el periodo del estudio. El número de eventos adversos no difirió entre los tres turnos, hallaron los investigadores. Pero de los ocho eventos adversos clasificados como prevenibles, siete ocurrieron durante el turno más corto (de 12 horas).

El término "evento adverso" describe un daño que ha sufrido el paciente como resultado de la atención médica, como, por ejemplo, la infección asociada con el uso de un catéter, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU.

Los pacientes no tuvieron más probabilidades de fallecer durante un turno largo que durante uno más corto, encontró el estudio.

¿Cómo explicar los hallazgos? Parshuram dijo que una posibilidad es que un médico que permanece más tiempo con un paciente quizá esté más sintonizado con las necesidades de ese paciente.

En un editorial que acompaña al estudio, el Dr. Thomas Maniatis, de la Universidad de McGill en Montreal, dijo que una limitación del estudio es que los investigadores no documentaron el intercambio de información cuando un turno sustituye al anterior. La pérdida de información en ese momento podría afectar en gran medida a la seguridad del paciente, según Maniatis.

Eso es posible, dijo Parshuram. "La entrega y la pérdida de información contribuyen, pero también la pérdida de información de no estar presentes", dijo, en referencia a los turnos más cortos.

Maniatis también anotó que dado que el estudio solo duró dos meses, cualquier efecto a largo plazo de los turnos más cortos no sería evidente.

Los hallazgos del nuevo estudio son similares a los encontrados por el Dr. Mitesh Patel, profesor asistente de la Universidad de Pensilvania, publicados en la revista Journal of the American Medical Association en diciembre de 2014.

Ese estudio encontró que los turnos más cortos para los internos que entraron en vigencia tras 2011 "no se asociaron con cambios en los resultados de los pacientes en el primer año tras las reformas", dijo Patel.

"Los resultados de los pacientes son afectados por muchos otros factores, además de la fatiga de los residentes", señaló Patel, incluyendo las "entregas" de un turno al siguiente. Pero es demasiado pronto para ofrecer algún consejo a los pacientes, dijo, y añadió que se necesitan más estudios.

Fuente: www.nlm.nih.gov

Un programa residencial de tratamiento ayuda a los niños obesos a perder peso, encuentra un estudio



El tratamiento también mejoró la salud de los vasos sanguíneos, pero la terapia es costosa y se desconocen los resultados a largo plazo


Los niños extremadamente obesos de un programa residencial de tratamiento de diez meses perdieron más peso que sus contrapartes, y parecieron revertir el daño de las arterias que podría resultar en el bloqueo de las arterias y en enfermedades cardiacas, según un nuevo estudio de Bélgica.

Los niños obesos del programa de intervención perdieron unas 60 libras (27 kilos). Por otro lado, los niños que recibieron la consejería estándar sobre la dieta y el ejercicio aumentaron más de 16 libras (7 kilos), según el estudio.

En el panorama general, el estudio prueba que "el riesgo cardiovascular en los niños muy obesos se puede reducir a través de un programa de tratamiento residencial que se enfoque en la dieta y el ejercicio", aseguró el autor líder del estudio, el Dr. Luc Bruyndonckx, investigador postdoctoral de la Universidad de Amberes y del Hospital de la Universidad de Amberes.

El estudio aparece en la edición en línea del 9 de febrero de la revista Pediatrics.

Se calcula que uno de cada tres niños de Estados Unidos tiene sobrepeso o es obeso, según los estimados más recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Hasta el 70 por ciento de los niños obesos de 5 a 17 años ya tienen al menos un factor de riesgo de enfermedad cardiaca, como hipertensión o colesterol alto, anotaron los CDC.

En el nuevo estudio belga, los investigadores siguieron a 33 niños (24 chicas y 9 chicos, con una edad promedio de 15 años) durante 10 meses mientras vivían en un centro residencial para perder peso. Los investigadores también siguieron a 28 niños similarmente obesos a quienes se animó a reducir las calorías y a hacer ejercicio en casa. Para el final del estudio de 10 meses, seis niños habían abandonado la intervención residencial y siete habían abandonado el grupo de atención usual.

Para ser incluidos en el estudio, los niños menores de 16 años debían tener un índice de masa corporal en el percentil 97 para su edad y sexo. Eso significa que eran más obesos que el 97 por ciento de sus pares. El índice de masa corporal (IMC) es un cálculo de los niveles de grasa corporal de una persona. Según los CDC, un IMC por encima de 30 se considera obesidad. Los niños a partir de 16 años debían tener un IMC de 35 o más para ser incluidos en el estudio.

Los niños del programa "comienzan el tratamiento en las vacaciones de verano, y comienzan la escuela en septiembre en el centro", dijo Bruyndonckx. "El tratamiento dura hasta junio del año siguiente. El fin de semana, los niños vuelven con sus padres".

Los niños del programa solo podían comer de 1,500 a 1,800 calorías al día. También participaban en actividad física todos los días, y recibían un respaldo de salud mental.

El peso, los niveles de grasa corporal, los niveles de colesterol y la presión arterial mejoraron en los niños que participaron en el programa residencial. Además, el estudio fue el primero en mostrar que los niños obesos pueden revertir el daño en las arterias que se considera como el primer paso hacia unas arterias bloqueadas, señaló Bruyndonckx.

El estudio no incluyó ninguna información a largo plazo sobre los niños, así que no se sabe si lograron no volver a recuperar el peso y sostener las mejoras en la salud de sus vasos sanguíneos.

Un problema significativo es el costo del programa. Los investigadores estimaron que el programa residencial cuesta unos 260 dólares por niño al día. Pero Bruyndonckx apuntó que los adultos obesos también son costosos para la sociedad.

"Creemos que el tratamiento residencial tiene un lugar para los adolescentes y niños motivados con obesidad grave" para quienes el tratamiento regular no es suficiente, planteó Bruyndonckx.

La Dra. Caroline Apovian, profesora de medicina y pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, aseguró que el estudio parece válido. Es significativo porque muestra la reversión de los problemas de las arterias, dijo.

"La disfunción endotelial es el inicio de la enfermedad cardiaca, y es sorprendente verla en la adolescencia", apuntó Apovian.

"Esto importa mucho a largo plazo, siempre y cuando se mantenga la pérdida de peso", añadió.


Fuente: www.nlm.nih.gov




jueves, 12 de febrero de 2015

Vacunarse contra el VPH no parece aumentar las relaciones sexuales arriesgadas en los adolescentes



Tras su introducción, el aumento en las tasas de ETS fue igual en las chicas vacunadas y sin vacunar


Al contrario de lo que algunos padres podrían temer, las chicas que se vacunan contra el virus del papiloma humano (VPH) no tratan ese hecho como un permiso para comenzar a tener relaciones sexuales de riesgo, indica un estudio reciente.

Los investigadores dijeron que tienen la esperanza de que los hallazgos, que aparecen en la edición en línea del 9 de febrero de la revista JAMA Internal Medicine, ayuden a reducir la preocupación de los padres.

Durante casi una década, los expertos han recomendado que las chicas y las mujeres jóvenes se vacunen contra el VPH, una infección de transmisión sexual que puede provocar verrugas genitales, y que en algunas personas lleva finalmente al cáncer cervical.

La mayoría de casos de cáncer cervical en las mujeres de EE. UU. son provocados por la infección persistente con el VPH, señalan los expertos.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. y otros grupos recomiendan que todas las niñas de 11 y 12 años reciban la vacuna contra el VPH, y que las adolescentes y las mujeres jóvenes de hasta 26 años reciban vacunas de "actualización" si no aprovecharon la oportunidad anterior. Aunque al principio solo se propuso la vacuna para las chicas, el consejo ahora abarca a los chicos y a los hombres jóvenes.

Pero en 2013, apenas el 38 por ciento de las chicas adolescentes de EE. UU. habían recibido las tres dosis de la vacuna contra el VPH, según los CDC.

Hay muchos motivos, pero un problema ha sido particularmente complejo. Algunas personas han planteado que vacunar a los niños contra el VPH ofrece un consentimiento tácito para que comiencen a tener relaciones sexuales, apuntó el investigador líder, el Dr. Anupam Jena.

"Es una preocupación válida", dijo Jena, profesor asistente de políticas de la atención sanitaria de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en Boston. "Por eso es importante estudiarlo de forma científica".

Unas encuestas anteriores han sugerido que la vacuna contra el VPH no ha animado a los niños a hacerse sexualmente activos. Pero esos estudios dependieron de los informes de los mismos padres y adolescentes, anotó Jena.

Para obtener una información más objetiva, el equipo de Jena estudió los registros de seguro de salud de más de 200,000 chicas de EE. UU., buscando las tasas de enfermedades de transmisión sexual (ETS) como la clamidia, la gonorrea y el herpes.

Los investigadores pensaron que si la vacuna contra el VPH animara a las chicas a tener relaciones sexuales, en particular relaciones sexuales no seguras, entonces los diagnósticos de ETS deberían cambiar de forma notable en el año tras la vacunación.

Los investigadores encontraron que las tasas de ETS sí aumentaron en las chicas vacunadas, a casi siete casos por cada mil chicas. Pero hubo un aumento casi idéntico entre las chicas no vacunadas, cuya tasa aumentó a poco más de cuatro por cada mil en el mismo periodo.

"Con algo de suerte, esto ayudará a calmar algunas de las preocupaciones sobre la vacuna", dijo Jena.

Anotó que no solo los padres han expresado una preocupación en las investigaciones anteriores. Incluso algunos médicos dudan en recomendar la vacuna debido a su conexión con una ETS.

Algunos pediatras creen que la vacuna significa que tendrán que hablar sobre la sexualidad con un niño de 11 años, explicó Robert Bednarczyk, profesor asistente de la Universidad de Emory, en Atlanta, que estudia la vacuna del VPH y la prevención del cáncer.

"Algunos médicos no desean hablar sobre el sexo con niños de esa edad", dijo Bednarczyk, que escribió un editorial publicado junto con el estudio.

Pero de cualquier forma no hay necesidad de "la charla", según Bednarczyk. "Es una vacuna para prevenir el cáncer", dijo. "Así es como debe presentarse".

Hay más de 100 cepas de VPH, algunas de las cuales provocan verrugas genitales y anales. En la mayoría de personas, el sistema inmunitario elimina la infección con bastante rapidez. Pero la infección persistente con ciertas cepas del VPH puede al final conducir al cáncer. El cáncer cervical es el más común, pero el VPH también se asocia con tumores del ano, del pene, vaginales o de la garganta.

El estudio actual solo observó las tasas de ETS, y no si las niñas se hicieron sexualmente activas con más frecuencia tras vacunarse contra el VPH. Pero Bednarczyk dijo que estudios anteriores ya han indicado que no es así.

"Toda la evidencia apunta a que no hay un aumento en la actividad sexual", aseguró.

Y en general, añadió, la investigación ha mostrado que la vacuna es segura, otra preocupación de los padres. Según los CDC, los efectos secundarios más comunes son iguales a los de otras vacunas: dolor en el lugar de la inyección, mareo y fiebre leve.

Hay dos vacunas que pueden prevenir la infección con ciertas cepas de VPH relacionadas con el cáncer: Gardasil, de Merck, y Cervarix, de GlaxoSmithKline. Las tres dosis de ambas cuestan unos 400 dólares, pero la mayoría de planes de seguro y Medicaid las cubren.

"La vacuna contra el VPH debe ser parte rutinaria de la atención de salud de los preadolescentes", enfatizó Bednarczyk.

Jena se mostró de acuerdo. "Tenemos una vacuna que previene el cáncer, y la utilización es muy baja", lamentó. "Eso me alarma".

Fuente: www.nlm.nih.gov

Los seres queridos que cuidan a los veteranos con lesiones cerebrales podrían enfrentarse a riesgos para su salud



Un estudio halló unos niveles altos de una sustancia vinculada con la inflamación en los cuidadores que sentían enojo y culpa


Algunos seres queridos que cuidan a los veteranos con lesiones cerebrales podrían tener un riesgo mayor de sufrir problemas crónicos de salud, según indica un nuevo estudio.

"Las lesiones cerebrales traumáticas pueden resultar en unos problemas físicos y cognitivos [mentales] devastadores", afirmó la coautora del estudio, Karen Saban, profesora asociada en la Facultad de Enfermería de la Universidad de Loyola, en Chicago, en un comunicado de prensa de la universidad.

"El dolor, el enojo y la culpa son habituales entre los cuidadores que tienen que enfrentarse con estas discapacidades profundas y la pérdida de la persona que conocían. Estos sentimientos podrían poner a estos individuos en riesgo de enfermedades relacionadas con la inflamación", explicó.

En el estudio, los investigadores observaron a 40 esposas o parejas que cuidaban a veteranos estadounidenses con lesiones cerebrales traumáticas. Los cuidadores proporcionaron información sobre sus niveles de aflicción y estrés, además de síntomas de depresión.

Cada mañana, se realizaron pruebas con su saliva de los niveles del TNF-alfa, una sustancia asociada con la inflamación y con afecciones crónicas, como, por ejemplo, las enfermedades cardiacas.

Los cuidadores reportaron tener niveles de aflicción que eran similares a los de las personas que han perdido a un ser querido, pero la aflicción no estaba relacionada con los niveles del TNF-alfa ni con la inflamación en general, según el estudio.

Sin embargo, se detectaron niveles altos del TNF-alfa en los cuidadores que dijeron que tenían niveles altos de culpa y enojo asociados con su aflicción, de acuerdo con el estudio publicado recientemente en la revista Biological Research for Nursing.

Aunque el estudio mostró una asociación entre los sentimientos de enojo y culpa y los niveles de un marcador de enfermedades cardiacas y otras afecciones relacionadas con la inflamación, no demostró que hubiera un vínculo causal.

"Esta investigación nos da una mejor comprensión de la relación entre la culpa, el enojo, la aflicción y la inflamación", dijo Saban en el comunicado de prensa. "Esto podría ayudar a los médicos a identificar a los cuidadores que tienen un mayor riesgo de contraer problemas de salud relacionados con la inflamación y a tratarlos adecuadamente".

Desde el año 2000, se ha diagnosticado una lesión cerebral traumática a más de 240,000 militares estadounidenses. Casi 43,000 de ellos tienen una lesión cerebral moderada o grave, según el comunicado de prensa.

Fuente: www.nlm.nih.gov

Los calambres nocturnos en las piernas llegan a su punto máximo en verano

Los hallazgos podrían conducir a cambios en el tratamiento


Los calambres nocturnos en las piernas se producen con el doble de frecuencia en verano que en invierno, sugiere un estudio reciente.

La quinina, un antimalárico, se receta comúnmente para tratar los calambres en las piernas, de forma que los investigadores observaron las recetas de quinina emitidas para más de 31,000 personas en Columbia Británica, Canadá, en un periodo de seis años.

Los investigadores también analizaron la frecuencia de las búsquedas en internet sobre los calambres en las piernas de personas de Australia y Estados Unidos.

Las recetas de quinina en Columbia Británica y las búsquedas en internet sobre los calambres en las piernas en Estados Unidos alcanzaron su máximo en julio. Las búsquedas en línea sobre los calambres de piernas en Australia alcanzaron su punto álgido en enero, cuando en ese país están a mediados del verano.

El estudio aparece en una edición reciente de la revista Canadian Medical Association Journal.

"Aunque hay informes anecdóticos de que los calambres en reposo asociados con el embarazo son peores en verano, estos hallazgos establecen el fenómeno de la estacionalidad en los calambres en reposo en la población general", escribieron el Dr. Scott Garrison, de la facultad de medicina de la Universidad de Alberta y del Centro de la Salud de la Cadera y la Movilidad de la Universidad de Columbia Británica, y sus colaboradores.

Los hallazgos podrían conducir a tratamientos para las personas que sufren de calambres nocturnos en las piernas, dijeron los investigadores.

"En los países en que la quinina se sigue usando comúnmente como profilaxis para los calambres nocturnos en las piernas a pesar de las advertencias de seguridad (como Canadá y Reino Unido), los médicos quizá elijan aconsejar a los pacientes que se tomen unas 'vacaciones de la quinina' durante los 6 meses más fríos del año", plantearon los autores del estudio en un comunicado de prensa de la revista.

Aunque se usa mucho para tratar los calambres nocturnos en las piernas, la quinina no se recomienda para el tratamiento rutinario debido a los problemas de seguridad, escribió el Dr. David Hogan, de la Universidad de Calgary, en un editorial que acompaña al estudio.

Primero se receta a los pacientes un régimen de cuatro semanas de quinina para determinar si funciona, y se les debe indicar que dejen de usarla de forma periódica, señaló.

"El mérito de unas 'vacaciones de la quinina' durante los meses más fríos, como sugieren Garrison y sus colaboradores, podría resultar irrelevante si no se receta el agente a los pacientes en primer lugar, o si se les aconseja detenerlo de forma periódica", escribió Hogan.

Fuente: www.nlm.nih.gov

miércoles, 11 de febrero de 2015

La diabetes tipo 1 es más letal para las mujeres que para los hombres

Los expertos no están seguros del motivo, pero afirman que se necesita un mejor tratamiento y respaldo para ambos sexos


Las mujeres con diabetes tipo 1 tienen un riesgo de muerte por todas las causas casi un 40 por ciento más alto y un riesgo de morir de enfermedad cardiaca de más del doble, en comparación con los hombres con diabetes tipo 1, informan unos investigadores australianos.

En un análisis de 26 estudios que incluyeron a más de 200,000 personas, los investigadores encontraron que las mujeres con diabetes tipo 1 tenían un riesgo un 37 por ciento más alto de morir de un accidente cerebrovascular (ACV) en comparación con los hombres con diabetes tipo 1. Los investigadores también hallaron que las mujeres con diabetes tipo 1 tenían un riesgo un 44 por ciento más alto de morir de enfermedad renal que los hombres con la diabetes tipo 1.

"La diabetes tipo 1 aumenta el riesgo de muerte prematura en ambos sexos, pero la diabetes tipo 1 es mucho más letal para las mujeres que para los hombres con la afección", dijo la investigadora líder, Rachel Huxley, directora del Centro de Ensayos Clínicos y Bioestadística de Queensland en la Universidad de Queensland en Herston, Australia.

El informe aparece en la edición en línea del 6 de febrero de la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology.

La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune que destruye las células que producen la insulina en el páncreas. La insulina es una hormona que se necesita para convertir el azúcar, los almidones y otros alimentos en energía. La incidencia mundial de diabetes tipo 1 en los niños menores de 14 años ha aumentado en un 3 por ciento cada año desde 1989. En Estados Unidos, cada año se diagnostica la diabetes tipo 1 a unos 15,000 niños y 15,000 adultos, según los investigadores.

Dado que las personas con diabetes tipo 1 no producen su propia insulina, deben reemplazar la hormona con inyecciones diarias múltiples o mediante una bomba de insulina, que tiene un minúsculo tubo insertado debajo de la piel para administrar la insulina.

Pero las necesidades de insulina cambian de forma constante, dependiendo de los alimentos consumidos, los niveles de actividad e incluso el estrés. Eso dificulta precisar la dosis correcta. Cuando se administra muy poca insulina, los niveles de azúcar en sangre suben. Con el tiempo, eso puede provocar complicaciones graves, como un mayor riesgo de enfermedad cardiaca.

Pero demasiada insulina puede provocar unos niveles bajos de azúcar en sangre (hipoglucemia), lo que puede provocar rápidamente una variedad de síntomas incómodos, como sudoración, náuseas, irritabilidad y confusión. Si no se trata, la hipoglucemia puede conducir a la inconsciencia e incluso a la muerte, según la JDRF (antes conocida como la Juvenile Diabetes Research Foundation).

Las mujeres tienen más dificultades para controlar los niveles de azúcar en sangre debido a muchos factores, como unos niveles hormonales cambiantes (sobre todo en la pubertad), que pueden afectar a la sensibilidad del cuerpo a la insulina y provocar fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre, según Huxley y sus coautores. Los investigadores también especularon con que los niveles altos de azúcar en sangre pueden provocar más daño en los vasos cardiacos de las mujeres que en los de los hombres.

"Los hallazgos sugieren que las chicas jóvenes y las mujeres con diabetes tipo 1 quizá necesiten una monitorización adicional, no solo para garantizar que estén manteniendo sus niveles de azúcar en sangre bajo control, sino también para asegurar que sus niveles de otros factores de riesgo importantes, como la presión arterial, se vigilen de cerca", planteó.

"Tan pronto se diagnostique la diabetes tipo 1 a un individuo, independientemente de su sexo, debe recibir un mayor respaldo y asistencia para la gestión de su salud y los niveles de factores de riesgo de enfermedad cardiaca y ACV", añadió Huxley.

El Dr. David Simmons, profesor de medicina de la Universidad de Sídney Occidental en Penrith, Australia, y autor de un editorial que acompaña al estudio en la revista, comentó que "en las personas sin diabetes, las mujeres viven más que los hombres. Esa ventaja se está perdiendo en las mujeres con diabetes tipo 1. Tanto los hombres como las mujeres con diabetes tipo 1 están muriendo mucho más jóvenes de lo que deberían".

Simmons dijo que no sabe por qué existe esta disparidad, pero parece que el exceso de azúcar podría causar más daño a los vasos sanguíneos de las mujeres que a los de los hombres. "Quizá haya que tratar a las mujeres antes con fármacos para prevenir la enfermedad cardiaca y el ACV", planteó.

No cree que el control del azúcar en sangre sea peor en las mujeres que en los hombres. Pero todo el que tenga diabetes tipo 1 debe encontrar formas de controlar el azúcar en sangre para prevenir los episodios de hipoglucemia. La hipoglucemia puede resultar potencialmente letal y dañar a la salud en general, advirtió.

"Gran parte del exceso de muertes entre los hombres y las mujeres es prevenible mediante un mejor acceso a métodos para controlar el azúcar en sangre, como las bombas de insulina", aseguró Simmons. "Pero aún debemos investigar por qué mueren temprano".

Fuente: www.nlm.nih.gov

Identifican dos variantes genéticas en el cáncer de mama



Unos científicos londinenses afirman que las variantes se asocian con la mayor firmeza con la enfermedad de receptores de estrógenos positivos


Unos científicos afirman haber identificado dos nuevas variantes genéticas que se asocian con un riesgo más alto de cáncer de mama.

Las dos variantes parecen afectar al gen KLF4, que se cree que controla la forma en que las células crecen y se dividen, y se vinculan con una mayor potencia al cáncer de mama de receptores de estrógenos positivos, la forma más común de la enfermedad.

Las mujeres con una de las variantes genéticas tienen un 12 por ciento más de probabilidades de contraer cáncer de mama, y las que tienen la segunda variante presentan un aumento del 9 por ciento en el riesgo. Las variantes aumentan el riesgo de cáncer de mama de receptores de estrógenos positivos en un 14 y en un 11 por ciento, respectivamente, señalaron los investigadores.

El descubrimiento proviene de un análisis del ADN de 100,000 mujeres de todo el mundo realizado por los investigadores. Los hallazgos aparecen en la edición del 4 de febrero de la revista Human Molecular Genetics.

"Nuestro estudio se enfocó en un área de nuestro genoma que sabíamos que estaba vinculada con el riesgo de cáncer de mana, y ha identificado dos nuevas variantes genéticas que amplían nuestro conocimiento sobre las causas genéticas de la enfermedad de forma significativa", afirmó en un comunicado de prensa del Instituto de Investigación sobre el Cáncer el líder del estudio, el Dr. Nick Orr, que trabaja en el instituto, en Londres.

Añadió que "cuantos más factores de riesgo genéticos del cáncer de mama descubramos, de los cuales hay ahora más de 80, con más precisión podremos predecir quién está en riesgo de la enfermedad. En última instancia, esto será esencial para diseñar estrategias de prevención contra el cáncer de mama".

Fuente: www.nlm.nih.gov






El dolor sexual es común tras el parto

Las cesáreas y ciertos partos vaginales con asistencia se vincularon con más problemas a largo plazo



El dolor sexual es común tras el parto, indica un estudio reciente.

Casi nueve de cada 10 mujeres experimentan dolor la primera vez que realizan el coito sexual tras el parto. Además, casi una cuarta parte siguen reportando dolor sexual 18 meses más tarde, encontraron unos investigadores australianos.

El estudio también reveló que las mujeres que habían dado a luz con cesárea o de forma vaginal con extracción al vacío tenían el doble de probabilidades de experimentar un coito doloroso a los 18 meses tras el parto que las mujeres que habían dado a luz vaginalmente de forma espontánea.

"Dos cosas nos sorprendieron, [incluyendo] el hecho de que casi todas las mujeres experimenten dolor la primera vez que tienen relaciones sexuales tras el parto, ya sea que vuelvan a tener sexo en las primeras seis semanas o que lo retrasen hasta tres o incluso seis meses tras el parto", señaló la autora del estudio, Stephanie Brown, investigadora principal del Instituto de Investigación Pediátrica Murdoch.

"En segundo lugar, es común asumir que las mujeres que se hacen una cesárea son menos propensas a experimentar dificultades sexuales tras el parto", añadió. "Resulta que no es así".

El estudio aparece en una edición reciente de la revista BJOG: An International Journal of Obstetrics and Gynecology.

Casi el 75 por ciento de las mujeres experimentan un coito sexual doloroso, conocido como dispareunia, en algún momento de sus vidas, lo que puede tener muchas causas, según el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (American College of Obstetricians and Gynecologists, ACOG).

Brown y su equipo también se enteraron de que una de cada seis mujeres en el estudio experimentó abusos por parte de su pareja sentimental en un plazo de 12 meses tras dar a luz. Esas mujeres tenían un riesgo más alto de sexo doloroso que las mujeres que no fueron abusadas.

Los investigadores encuestaron a más de 1,200 madres primerizas de seis hospitales australianos. En promedio, se pusieron en contacto con las mujeres por primera vez a las 15 semanas de embarazo y después a los 3, 6, 12 y 18 meses tras el parto.

Casi el 28 por ciento de las mujeres dijeron que habían experimentado coito sexual doloroso en el año anterior a quedar embarazadas, anotó el estudio.

Más o menos la mitad de las mujeres muestreadas tuvieron un parto vaginal, mientras que casi el 11 por ciento tuvieron un parto vaginal asistido mediante un dispositivo de extracción al vacío, y otro 11 por ciento tuvieron un parto vaginal asistido con fórceps, según el estudio. Casi el 30 por ciento de las participantes dieron a luz a través de una cesárea electiva o de emergencia.

De las mujeres que reportaron que el coito sexual era doloroso seis meses tras el parto, un tercio reportó que la afección persistía a los 18 meses tras dar a luz.

Además del abuso por parte de la pareja sentimental, otros factores asociados con el sexo doloroso 18 meses tras el parto incluían sexo doloroso antes del embarazo, los niveles de fatiga de la nueva madre, los síntomas de depresión y una edad materna más joven, según el estudio.

Brown dijo que la seguridad de la madre y del bebé durante el parto era el objetivo principal, pero que quizá no se esté prestando suficiente atención a cómo las técnicas de parto (ya sea vaginal o quirúrgico) influyen sobre las complicaciones posteriores, como el coito doloroso.

También dijo que el dolor durante el sexo es una "respuesta comprensible" al abuso emocional, físico o sexual de parte de la pareja de una mujer, y que los médicos deben estar pendientes a esa posibilidad.

"El mensaje claro de las mujeres que participaron en nuestra investigación es que es poco probable que ofrezcan información sobre el abuso a menos que los profesionales sanitarios se lo pregunten de forma directa", enfatizó.

"De forma similar, las mujeres tienden a no hablar sobre la dispareunia a menos que se les pregunte directamente", añadió. "Aunque los medios de comunicación están saturados de imágenes de sexualidad, el sexo sigue siendo un tema más o menos tabú, sobre todo en el contexto de la maternidad. Es muy importante que los obstetras animen a las mujeres a hablar sobre las dificultades sexuales si experimentan problemas".

La Dra. Kathleen Borchardt, obstetra y ginecóloga del Hospital Metodista de Houston, en Texas, afirmó que la nueva investigación es "emocionante" porque una cantidad significativa de las madres primerizas que trata parecen preocuparse de que un parto vaginal afecte al disfrute sexual postparto más que una cesárea. Sin embargo, el estudio muestra que esa suposición es errónea, señaló.

"Alrededor del 10 por ciento de mis pacientes sacan el tema de las cesáreas electivas... un porcentaje alto porque temen las ramificaciones del parto para sus vaginas y el sexo", dijo Borchardt.

Las mujeres menores de 35 años parecen sentirse más cómodas hablando con los profesionales clínicos sobre el sexo doloroso, añadió, pero las mujeres mayores de 50 parecen tener más problemas para abordar el tema.

"Veo una gran diferencia generacional en quién se siente cómoda hablando al respecto", comentó Borchardt. "Lo planteo de una forma muy neutra, y pregunto si tienen dolor durante el sexo".

Fuente: www.nlm.nih.gov



martes, 10 de febrero de 2015

El cáncer de pulmón es la principal causa de muerte por cáncer en las mujeres de los países ricos

Ha sido la principal causa de muerte por cáncer de las mujeres estadounidenses durante muchos años


El cáncer de pulmón ha superado al cáncer de mama como la principal causa de muerte por cáncer de las mujeres en los países desarrollados, un hecho que refleja los patrones de tabaquismo cambiantes de las mujeres de todo el mundo, muestra un informe reciente.

Legiones de mujeres comenzaron a fumar hace cuatro décadas, y apenas comienzan a verse las terribles consecuencias en los países ricos, explicaron los investigadores. El cáncer de pulmón ha sido la principal causa de muertes por cáncer en los hombres de los países desarrollados durante décadas, y la causa principal de muerte por cáncer de las mujeres de EE. UU. durante algunos años.

La enfermedad casi siempre es provocada por fumar, advirtió la investigadora líder, Lindsey Torre, epidemióloga de la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society). "Pero se tarda entre dos y tres décadas en ver las muertes por cáncer de pulmón provocadas por fumar, porque el cáncer de pulmón se toma su tiempo en desarrollarse", comentó.

"Las muertes por cáncer de pulmón que observamos ahora en realidad tienen que ver con las tendencias en el tabaquismo que vimos en los años 70, cuando las mujeres de verdad comenzaron a fumar", dijo Torre.

"En muchos países desarrollados, las tasas de muerte por cáncer de mama han estado estables o se han reducido en las últimas dos décadas, debido a la detección temprana y a unos mejores tratamientos", explicó Torre.

Al mismo tiempo, las tasas mundiales de cáncer de pulmón han seguido en aumento. Pero en Estados Unidos, la tasa de muerte por cáncer de pulmón se ha nivelado, añadió.

Torre espera que a medida que las tasas de tabaquismo en las mujeres se reduzcan, las tasas de cáncer de pulmón en los países desarrollados también se reducirán en los próximos 30 años.

Pero se prevé que en los países en desarrollo las tasas de cáncer de pulmón y las muertes debidas a la enfermedad aumenten a medida que más hombres y mujeres comiencen a fumar, dijo Torre. El cáncer de pulmón ya es la principal causa de muertes por cáncer de los hombres en los países en desarrollo, mientras que el cáncer de mama sigue siendo la causa principal de muertes por cáncer de las mujeres en esos países.

El informe sobre la incidencia mundial del cáncer de pulmón fue preparado con datos de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (International Agency for Research on Cancer), y aparece en la edición en línea del 4 de febrero de la revista CA: A Cancer Journal for Clinicians.

Un experto en cáncer de EE. UU. dijo que los hallazgos no le sorprendieron.

"Hace mucho que sabíamos que el cáncer de pulmón era la principal causa de muerte por cáncer en las mujeres de Estados Unidos", dijo el Dr. Norman Edelman, asesor principal de asuntos científicos de la Asociación Americana del Pulmón (American Lung Association).

Este estudio muestra que lo mismo sucede en todos los países ricos, y no solo en EE. UU., dijo.

"A medida que la gente sale de la pobreza, comienza a adoptar malos hábitos occidentales como fumar, así que las tasas de cáncer están en aumento, sobre todo las tasas de cáncer de pulmón de los hombres", lamentó Edelman.

En 2012, hubo en todo el mundo un estimado de 14.1 millones de casos nuevos de cáncer y 8.2 millones de muertes por cáncer, según el informe.

Los países en desarrollo ya tienen un índice alto de cánceres relacionados con las infecciones, como los cánceres del hígado, del estómago y del cuello uterino, apuntaron los investigadores.

A medida que más países en desarrollo adoptan un estilo de vida más occidental, cánceres que antes eran raros se vuelven más comunes, dijeron los investigadores. Los cánceres de mama, pulmón y colon también están en aumento.

En los países más desarrollados, el cáncer de próstata y el de mama son los más frecuentemente diagnosticados, y el cáncer de pulmón es la causa principal de muertes por cáncer en hombres y mujeres, señaló el informe.

Tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, el cáncer de colon se ha convertido en una causa frecuente de muertes por cáncer, encontraron los investigadores.

El cáncer es una afección común en los países desarrollados y en desarrollo, dijeron los investigadores. Los casos de cáncer aumentan a medida que la población envejece debido a la creciente prevalencia de factores de riesgo como fumar, tener sobrepeso, la inactividad física y unos patrones reproductivos cambiantes, explicaron.

"Se necesita una respuesta coordinada e intensificada de todos los sectores de la sociedad, lo que incluye a los gobiernos, a la sociedad civil, al sector privado y a los individuos, para controlar la creciente amenaza del cáncer", enfatizaron los investigadores en un comunicado de prensa de la Sociedad Americana Contra El Cáncer.

Anotaron que muchos cánceres se pueden prevenir. Los programas de cesación del tabaquismo pueden ayudar a evitar el cáncer de pulmón y los cánceres de boca y garganta, mientras que las vacunas pueden ayudar a proteger del cáncer de hígado y el cervical.

También, un diagnóstico temprano, una mayor actividad física y unas dietas saludables pueden hacer mucho por reducir los casos de cáncer en todo el mundo. En los que contraen cáncer, unos mejores tratamientos y una mejor atención al final de la vida pueden reducir el sufrimiento, añadieron los investigadores.

Fuente: www.nlm.nih.gov

Los estadounidenses no tienen claros los riesgos de cáncer

Una encuesta descubre que muchos se preocupan por factores no probados como los aditivos alimentarios, y menos por el ejercicio y la obesidad



Menos de la mitad de los estadounidenses son conscientes de que algunos factores del estilo de vida importantes pueden afectar a su riesgo de cáncer, según una nueva encuesta.

En lugar de eso, muchas personas se preocupan por las afirmaciones de cosas que provocan cáncer que no están respaldadas por evidencias científicas, como el estrés o las hormonas en los alimentos, según la encuesta realizada por el Instituto Americano de Investigación del Cáncer (American Institute for Cancer Research, AICR).

"Aproximadamente la mitad de las muertes por cáncer en EE. UU. podrían evitarse mediante las elecciones de los estilos de vida, como no fumar, comer una dieta saludable, hacer ejercicio de manera regular y mantener un peso sano", comentó Alice Bender, directora asociada de los programas de nutrición del AICR.

Pero según la nueva encuesta, muchos estadounidenses no se dan cuenta de eso.

Los resultados de la encuesta fueron publicados el miércoles para coincidir con el Día mundial del cáncer, y los expertos dijeron que ponen en evidencia una preocupante falta de concienciación del público.

De los más de 1,100 adultos estadounidenses encuestados, solamente una minoría eran conscientes de factores de riesgo clave del cáncer relacionados con el estilo de vida, como la obesidad, la inactividad física y las dietas ricas en carne roja y pobres en fruta y verdura.

Hay más estadounidenses, al parecer, que se preocupan por presuntos factores de riesgo que tienen poco o ningún respaldo de las evidencias científicas, según la encuesta.

Entre el 54 y el 62 por ciento de los encuestados creían que el estrés psicológico, las hormonas en la carne de res, los alimentos genéticamente modificados y los "aditivos alimentarios" aumentan el riesgo de cáncer.

Por otra parte, un poco más de la mitad creían que los edulcorantes artificiales provocan cáncer, lo cual estaba 11 puntos de porcentaje por encima con respecto a la misma encuesta de AICR realizada en 2013.

Esas creencias probablemente reflejen la sabiduría popular, según Colleen Doyle, directora del programa de Ambientes para comer de forma saludable y vivir de forma activa de la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society).

"No hay buenas evidencias de que los edulcorantes artificiales aumenten el riesgo de cáncer, pero las personas han escuchado que sí", dijo Doyle. "Entonces evitan los edulcorantes, pero no se preocupan por la hamburguesa de queso que comen, aunque hay evidencias convincentes que vinculan las carnes rojas y procesadas con el cáncer de colon".

Entonces, ¿de dónde sacan la información sobre el cáncer los estadounidenses? Esta encuesta no preguntó eso, pero Bender dijo que la televisión y otros medios de comunicación son fuentes probables.

Y los titulares son confusos, afirmaron Bender y Doyle. Las personas podrían ver noticias sobre estudios individuales que hallan un vínculo (o ningún vínculo) entre un factor del estilo de vida y un tipo determinado de cáncer.

Pero en la ciencia, dijo Doyle, ningún estudio por sí solo es la última palabra. Lo que importa es la acumulación de evidencias como un todo. Grupos como la Sociedad Americana Contra El Cáncer, el AICR y las agencias sanitarias gubernamentales observan todas las evidencias y elaboran informes y recomendaciones, explicó Doyle.

Bender dijo lo mismo. "Si solamente se leen los titulares de los estudios individuales, se confundirá", dijo.

Para complicar las cosas, el cáncer no es una enfermedad única, y los factores de riesgo de las distintas formas difieren, indicó Doyle. Sin embargo, las elecciones del estilo de vida importan para unos cuantos cánceres, como el cáncer de colon, mama, pulmón, riñón y páncreas.

Algunos de los resultados de la encuesta fueron esperanzadores, según Bender. La mayoría de los encuestados sabían que el tabaco y la exposición excesiva al sol pueden llevar al cáncer, por ejemplo.

Por otra parte, en 2015 aproximadamente un 10 por ciento menos de personas eran conscientes de que las dietas pobres en fruta y verdura están vinculadas con unos riesgos elevados de ciertos cánceres en comparación con una encuesta del AICR de 2009.

"Eso es alarmante", dijo Bender. "Las dietas con muchos alimentos procedentes de plantas tienen muchos beneficios para la salud".

De hecho, indicó, todas las medidas que pueden reducir el riesgo de cáncer tienen muchos beneficios.

"También reducen el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiacas", dijo Bender. "Además, ayudan a sentirse mejor".

Las elecciones del estilo de vida no son una garantía, indicó Doyle. "Se pueden hacer todas las cosas 'correctas' y, por desgracia, contraer cáncer", dijo.

"Pero", añadió, "hay medidas muy reales que se pueden tomar cada día para reducir el riesgo".

Bender se mostró de acuerdo. "Se trata de un mensaje de empoderamiento", señaló. "El riesgo de contraer cáncer no está completamente fuera de control".

Fuente: www.nlm.nih.gov

Las mujeres usan más oxígeno para respirar

Las pruebas de los músculos respiratorios mientras se hace ejercicio muestran que las mujeres consumen más oxígeno que los hombres


Los músculos que controlan la respiración de las mujeres requieren más oxígeno que los de los hombres, según un estudio reciente.

Los hallazgos podrían ser importantes para el tratamiento de los trastornos de los pulmones, indicaron los investigadores canadienses.

Realizaron pruebas a hombres y mujeres mientras hacían ejercicio y descubrieron que los músculos necesarios para respirar (como el diafragma y los que rodean a la caja torácica) de las mujeres consumían más oxígeno que los de los hombres.

Eso significa que las mujeres usan más energía al respirar porque los músculos respiratorios usan una porción más grande de oxígeno, explicaron los autores del estudio, que fue publicado el 3 de febrero en la revista Journal of Physiology.

"Durante el ejercicio necesitamos respirar más a menudo, y como consecuencia, los músculos respiratorios necesitan trabajar más y usar mucha energía. Nuestros hallazgos son importantes porque muestran que el costo metabólico de respirar durante el ejercicio es más alto en mujeres jóvenes y sanas", dijo en un comunicado de prensa de la revista el investigador principal, William Sheel, de la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver,

"Nuestros hallazgos sugieren que si las mujeres tienen un consumo de oxígeno más alto al respirar, probablemente dedican una mayor cantidad de flujo sanguíneo a sus músculos respiratorios durante el ejercicio máximo. Por lo tanto, su rendimiento físico podría ser menor debido a una reducción del flujo sanguíneo a los músculos de las piernas, pero todavía se han de realizar pruebas sobre esto", explicó.

"Los estudios futuros podrían investigar si el mayor consumo de oxígeno influye en realidad en el flujo sanguíneo a las piernas, el rendimiento cardiaco y la fatiga musculoesquelética. Esto podría también influir en las enfermedades pulmonares", dijo Sheel.

"Una capacidad pulmonar más reducida junto con un mayor trabajo de los músculos podría llevar a una mayor demanda de energía, que podría ser mayor en las mujeres. Por lo tanto, las diferencias según el sexo en las respuestas al ejercicio podrían ser importantes para la gestión clínica de las personas con trastornos pulmonares", concluyó.

Fuente: www.nlm.nih.gov


El dinero encabeza la lista de los desencadenantes de estrés de los estadounidenses

Las mujeres, los padres y los adultos más jóvenes son los más preocupados, halla una encuesta


El dinero sigue siendo la principal causa de estrés de los estadounidenses, halla una encuesta reciente.

En general, el estrés está en un nivel mínimo en siete años en Estados Unidos, y los niveles promedio de estrés están en declive, encontró la encuesta de la Asociación Americana de Psicología (American Psychological Association).

Pero las preocupaciones por el dinero siguen carcomiendo a la psique estadounidense, a pesar de la recuperación económica en curso, señala la asociación en su informe, publicado el 4 de febrero con el título de Stress in America: Paying With Our Health (algo así como "Estrés en EE. UU.: Pagando con nuestra salud").

Las preocupaciones financieras fueron una fuente significativa de estrés para el 64 por ciento de los adultos en 2014, quedándose por detrás de tres otras fuentes importantes de estrés: el trabajo (el 60 por ciento), las responsabilidades familiares (el 47 por ciento) y los problemas de salud (el 46 por ciento).

Casi tres de cada cuatro adultos reportaron sentirse estresados por el dinero al menos en algunos momentos, y alrededor de uno de cada cuatro adultos dijo que había experimentado un estrés extremo por el dinero en el mes anterior, según el informe.

"El dinero es un componente muy importante para establecer una vida segura", señaló Norman Anderson, director ejecutivo y vicepresidente ejecutivo de la Asociación Americana de Psicología. "Cuando las personas tienen dificultades financieras, tiene sentido que su nivel de estrés suba".

La buena noticia es que, en promedio, los niveles de estrés de los estadounidenses tienden a la baja. El nivel promedio reportado de estrés es de 4.9 en una escala de diez puntos, un descenso en comparación con 6.2 en 2007, halló el informe.

A pesar de esto, la asociación encontró que los estadounidenses viven con niveles de estrés más elevados de lo que los psicólogos consideran como saludable, y el 22 por ciento afirman que no están haciendo lo suficiente por gestionar su estrés.

El estrés financiero afecta en particular a las mujeres, a los padres y a los adultos más jóvenes, encontró la encuesta.

Por ejemplo, tres de cada cuatro padres y adultos menores de 50 años dijeron que el dinero es una fuente de estrés entre moderada y muy significativa.

Las mujeres son más propensas que los hombres a reportar el dinero como una fuente significativa de estrés, con un 68 frente a un 61 por ciento.

También parece estar surgiendo una diferencia entre los niveles de estrés de las personas que viven en hogares con unos ingresos más bajos y las que viven en hogares con unos ingresos más altos, halló el informe.

En 2007, no hubo diferencia en los niveles de estrés promedio reportados entre los que ganaban más y los que ganaban menos de 50,000 dólares.

Pero para 2014, había surgido una diferencia. Los que vivían en hogares con unos ingresos más bajos reportaron unos niveles de estrés en general más altos que los que vivían en hogares con mayores ingresos: 5.2 frente a 4.7 en la escala de 10 puntos.

Katherine Nordal, directora ejecutiva de práctica profesional de la asociación, anotó que la inflación y el estancamiento de los sueldos siguen empeorando las preocupaciones de las personas por el dinero, a pesar de las recientes mejoras económicas.

"Muchas personas se sienten muy presionadas, tan solo respecto a atender sus necesidades diarias", comentó Nordal. "Seguimos teniendo un desequilibrio muy grande respecto a que la mejora económica llegue y ayude de verdad a la mayoría de la población".

El estrés financiero puede afectar a las personas de formas muy directas e íntimas, halló la encuesta. Uno de cada cinco adultos dijo que había prescindido de ir al médico a buscar tratamiento, o que había pensado en hacerlo, debido a los problemas financieros. Casi una tercera parte de los adultos con parejas reportan que el dinero es una importante fuente de conflicto entre ellos.

Para combatir el estrés por el dinero, la asociación recomienda buscar el respaldo emocional de familiares y amigos. Encontró que las personas sin alguien en que apoyarse tendían a sufrir más por el estrés.

Por ejemplo, el 43 por ciento de las personas sin respaldo emocional dijeron que su estrés había aumentado en el año anterior, frente al 26 por ciento de las que contaban con ese respaldo.

Pero sincerarse sobre las dificultades presupuestarias puede resultar difícil. "Comenzar a hablar sobre el dinero puede ser difícil, porque casi uno de cada cinco estadounidenses cree que se trata de un tema tabú, y más de una tercera parte reportan que hablar con los familiares sobre las finanzas les hace sentirse incómodos", señaló Nordal.

Anderson recomendó comenzar a tener conversaciones con personas de confianza sobre el dinero, ayudar a los jóvenes a desarrollar unas conductas financieras saludables a principios de la vida y construir una red social de apoyo que ayude a todos sus miembros en las épocas difíciles.

"Si los demás pueden contar con usted, es más probable que usted pueda contar con ellos", señaló.

Algunas personas toman otras medidas para reducir el estrés. Al menos dos de cada cinco encuestados reportaron escuchar música, hacer ejercicio o ver la tele como formas de reducir el estrés.

La encuesta de 3,068 adultos fue llevada a cabo por Harris Poll para la Asociación Americana de Psicología en agosto de 2014.

Fuente: www.nlm.nih.gov